La voz cálida y potente de Carla Atencio
La poeta y periodista habla acerca de su nuevo libro, Exilio y ceniza, su amor por la poesía, el diálogo entre su profesión y su literatura, el amor como insumo creativo y los proyectos que tiene en mente para consolidar su camino como autora
¿Qué diferencias y conexiones encuentras entre tu primer trabajo, Tempestad, y Exilio y ceniza? No solo en cuanto los poemas, sino también en tu crecimiento como autora.
Creo que Tempestad es un libro inminentemente sobre el agua. Exilio y ceniza es un libro sobre el fuego. Con esto quiero decir que el primero es un libro cargado de emociones, un trabajo bastante adolescente porque reúne poemas escritos principalmente en ese periodo de mi vida. Mi nuevo poemario tiene mucha fuerza, tiene mucha energía creativa, arde, es impulsivo, intenso pero más maduro. Hay una evolución.
¿El tiempo que te tomó darle forma a Exilio y ceniza responde a una necesidad creativa o simplemente fueron las circunstancias las que trazaron ese camino?
Responde simplemente a las circunstancias. Fue un proceso sencillo, en realidad, yo lo sentí corto. Lo trascendental tomó un año y los últimos detalles un par más. Pero el cuerpo, en principio, se formó entre 2019 y 2020. Fueron meses de mucha libertad, me permití darme tiempo para escribir, eso hizo que el proceso fuera bastante orgánico.
¿Es Exilio y ceniza un poemario autorreferencial? ¿Esa interpelación que puede identificarse en los versos es, de alguna manera, hacia ti misma?
Es inconsciente pero sí, hay una constante búsqueda del por qué. A veces, yo tengo la respuesta aunque no siempre tenga certeza de ello. Otras veces, la respuesta la tiene alguien más, quizá un amor, quizá la sociedad. Pero en este proceso he aprendido que en determinados momentos hay que aprender a decir adiós sin tener a veces explicaciones o razones de los por qués.
¿Es la poesía tu género predilecto?, ¿has explorado otros caminos para darle forma a tu propuesta literaria? ¿Piensas seguir por la senda de los versos?
Me encanta la poesía, creo que soy una corredora de tramos cortos. Los versos nacen, se disparan como de una metralleta. Luego, siento un profundo alivio. Me ayuda a procesar las cosas. Por eso amo tanto la poesía. Sí he escrito cuentos también, aunque los dejé hace mucho. Actualmente no siento que sea la vía pero me gustaría retornar al ensayo para poder publicar parte de mi trabajo periodístico también que es mi otra gran pasión y que me ocupa gran parte del día.
¿Cómo sostener el concepto del amor en el tiempo? ¿Cómo escribir poemas que hablan de amor sin parecer cursi o anticuado, y calar en las nuevas generaciones, cuyos conceptos se renuevan constantemente?
Yo quisiera encontrar un amor que sea hogar y fuego. Un lugar donde sentirme segura sin aburrirme. Es delicado ese equilibrio. Aún no lo he logrado. He tenido experiencias buenas y malas. Para crear, intento no ponerme la valla tan alta. Solo sigo mi instinto. Pero es importante leer, mantenerse informado, descubrir nuevas tendencias, aprender más sobre las anteriores, innovar con algunos recursos. No creo que el amor llegue a pasar de moda. Ojalá y mis versos logren ser leídos aún en cien años y puedan todavía conmover a alguien. Eso sería más que suficiente.
En el poema «Pensar» aparece esta frase: Hace semanas que pienso en ti y no en tu sexo. ¿Podría decirse que esta es una alegoría del tránsito hacia el amor, cuando el deseo y la pasión se redefinen?
Sí. Definitivamente. Ese poema me trae muchos recuerdos. Cada uno de esos poemas fue escrito para alguien, por alguien. Me conmueve leerlos; otros, me dan un poco de colera (risas) porque a veces uno todavía guarda cierto recelo cuando la herida es reciente. «Pensar» representa ese momento en que alguien comienza a instalarse en el corazón, en lo más profundo. El cortejo es hermoso. El amor es peligroso.
En ese mismo poema se puede apreciar un halo de resignación o, en todo caso, aceptación ante lo que representa el amor, algo que no necesariamente es mágico o hermoso, algo así puede identificarse a lo largo de todo el poemario, ¿es así?
No he tenido precisamente las mejores relaciones ni las más duraderas. Sin embargo, creo que he amado tan profundamente que si ya no volviera a enamorarme, sería porque ya lo viví todo, en esta encarnación al menos. No le encuentro otra explicación. Esos amores han inspirado muchas cosas para mí, a pesar del dolor. Esa ha sido mi forma de perdonar los momentos difíciles y dejarlos atrás. Ese ha sido mi escape del dolor. Quizá por eso mi mirada no es mágica ni hermosa, siento que es realista. Ha sido intenso. No me arrepiento. Lo viviría todo de nuevo.
¿Qué tan importante era que este libro se presente oficialmente en la Feria del Libro Ricardo Palma?
Para mí, era una meta. Un reto personal. Una forma de llegar a más público. Poder, quizá, tener contacto con personas nuevas, autores también. Algo simbólico. La Feria del Libro Ricardo Palma es mi cábala.
¿De qué manera influye tu labor como periodista en tu producción literaria? ¿Ambas pasiones se comunican en algún punto?
Influye mucho, aporta en mi visión realista. Me brinda perspectiva, me ayuda a despertar. Me recuerda que no debo ahogarme en vasos de agua. Me da lecciones todos los días. Se comunican ambas pasiones, se retroalimentan aunque no es muy evidente.
¿Cuál es tu nuevo proyecto literario?
Aún falta escribir sobre el aire y la tierra. Completaríamos así los cuatro elementos (agua=Tempestad; fuego=Exilio y ceniza). Vamos a ver cómo viene. Será una experiencia maravillosa. Espero tener aún tiempo y creatividad para que estos proyectos se hagan realidad.