En marzo de 2020, el mundo afrontó una de sus peores crisis sanitarias. El COVID 19 pasó de ser un rumor a convertirse en una pandemia mundial de consecuencias catastróficas. Y, como era de esperarse, el Perú fue uno de los países más afectados, no solo evidenciando las carencias de su sistema de Salud, sino también, desnudando sus miserias morales.

Hoy por hoy, la pandemia se acerca cada vez más a la condición de un mero recuerdo, un bache de casi dos años que resulta sencillo sortear. Atrás quedaron las bolsas negras con cuerpos dentro apiladas en los hospitales, se esfumó el terror de quedarse sin oxígeno a merced de los especuladores, la agonía del encierro que parecía eterno, el acecho de la muerte en su expresión más atroz. Y, sobre todo, esa idea absurda del “nuevo comienzo”, de un mundo mejor luego del desastre, el reinicio de una sociedad distinta, aleccionada y mejor. Nada de eso sucedió. Somos aquello que siempre fuimos en una versión mucho más cruda, destemplada y negligente. Si es que realmente la naturaleza nos habló, queda claro que no la entendimos y que el próximo golpe podrá ser peor.

Desde su “privilegiada” posición como médico en la primera línea de defensa contra el virus mortal y apoyándose en la historia de su mejor amigo, Jorge Chung nos refresca la memoria apuntando a la agonía de aquellos días con crudeza a través de un testimonio descarnado, pero necesario, que nos impulsa a la reflexión, pero que también nos golpea sin concesiones.

Un libro de lectura obligatoria.