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Protagonistas invisibles: Una voz nueva y madura

Protagonistas invisibles: Una voz nueva y madura

El escritor Gabriel Espinoza analiza Protagonistas invisibles, el primer libro de cuentos de Jorge Sánchez Ríos.

Escribe: Gabriel Espinoza

Pocos libros tan bien armados como este. La calidad de los textos es pareja. No obstante, algunas cimas destacan sobre otras lo que, por supuesto, el lector agradece. Nos referimos a Protagonistas invisibles (Gambirazio Ediciones, 2024) de Jorge Sánchez Ríos, quien debuta de manera auspiciosa en el mundo literario, aunque antes de este su primer libro en solitario ha contribuido con cuentos en antologías de microficción (Imaginario de la Editorial Micrópolis) y forma parte de proyectos literarios como el colectivo Tribu de Letras.

Protagonistas invisibles no es el libro de un autor que busca una voz. Es ya una voz, con un estilo definido. Estos doce cuentos construyen atmósferas subjetivas, ensimismadas, líricas. Por esa razón, el lector no encontrará en estas páginas una trama galopante o un final hollywoodense. No son cuentos policiales, aunque las atmósferas que soportan algunas de las historias están cargadas de suspense.

El juego de distancias y cercanías entre los personajes es admirable. El estilo acompaña sincrónicamente la atmósfera, los diálogos —a la manera de Raymond Carver— ayudan a construir el relato y aportan información de manera eficiente.

El segundo cuento, “Próspero”, por ejemplo, está diseñado en varias capas, que son transitadas por la memoria de la voz que narra. Recuerdos, preguntas a sí mismo, epifanías, otra vez recuerdos, con mínimos momentos de acción. El lector percibe el despliegue de la anécdota a manera de sucesivas olas. El final es anticlimático y en eso radica su gran valor. No ha pasado nada en la vida del narrador, pero en realidad, toda una época se ha precipitado (la infancia). No vamos a contar la historia en esta reseña, pero si agregaré que el mundo del protagonista de este cuento está clausurado, cerrado, por más que se esmere por atisbar por una pared de vidrio polarizado lo que pasa en el exterior; se queda en sí y no vuelve atrás.

DISTANCIAS QUE ACERCAN

Uno de los cuentos que más me ha llamado la atención por su calidad y logrado efecto es “Unas horas con don Leo”. Es la historia del encuentro de dos hombres que no tienen nada en común, salvo compartir por un par de horas el mismo espacio (el departamento del hijo de uno de ellos). El juego de distancias y cercanías entre los personajes es admirable. El estilo acompaña sincrónicamente la atmósfera, los diálogos —a la manera de Raymond Carver— ayudan a construir el relato y aportan información de manera eficiente. Este cuento también podría titularse “Dos extraños conversan”.

Ahí hay una clave, quiero decir, se nos ofrece otra manera de leer este libro: considerar que su autor desarrolla una exploración de los afectos de los varones y, en general, que recurre a su masculinidad para ver el mundo que lo rodea.

Otro de los cuentos que he disfrutado mucho es “Palabras muertas”, que hace gala de indudables recursos narrativos. El final de la vida de un ser querido es el detonante de un desesperado gesto del protagonista. Aparece el ritual, aunque de una manera sorpresiva. Conmovedora.

El libro ya está disponible en algunas librerías de la capital y en la página web de Gambirazio Ediciones.

DISTINTAS PERSPECTIVAS

En la contraportada del libro, el escritor Marco García Falcón señala lo siguiente: Con este primer libro muy bien armado, Jorge Sánchez se revela como un narrador inteligente y sensible, capaz de observar donde otros solo ven y de adentrarnos en la complejidad de la experiencia humana a partir de gestos y detalles. Ahí hay una clave, quiero decir, se nos ofrece otra manera de leer este libro: considerar que su autor desarrolla una exploración de los afectos de los varones y, en general, que recurre a su masculinidad para ver el mundo que lo rodea. Porque, en efecto, casi la totalidad de protagonistas de los cuentos son hombres, salvo en el relato “Pequeñas gotas”.

Hay mucho más que decir sobre este libro (que tiene nueve cuentos más, que llevan todos el signo de un excelente trabajo de artesano de la palabra). Sin embargo, dejamos al avisado lector que descubra por sí mismo esta voz, nueva, pero madura, en la narrativa peruana.