«En el Perú no existe justicia, sino un "establishment" de abuso de poder»
Con su primer libro, Castillo, crónica de una caída anunciada. El caso Colchado, Carlos Tuse Lloclla, general en situación de retiro de la PNP, destapa la triste realidad que los generales reincorporados a sus puestos por el Poder Judicial viven, a la vez que da detalles del papel que desempeñó en el enfrentamiento que Pedro Castillo protagonizó con el coronel Harvey Colchado por el caso Yenifer Paredes en 2022. La obra se presenta el lunes 22 de julio, a las 7:00 pm., en el Colegio de Abogados de Lima.
En agosto de 2022, un grupo de fiscales y policías allanó Palacio de Gobierno cumpliendo con una orden judicial, con la intención de detener a Yenifer Paredes, la cuñada del entonces presidente Pedro Castillo. Este hecho desató la furia del mandatario, que buscó castigar a Colchado y pasarlo al retiro. En ese momento, uno de los personajes que debía procesar esa orden, era Carlos Tuse, director de investigaciones de la Inspectoría de la Policía Nacional. El general se negó a obedecer por considerarla una medida injusta y arbitraria. Colchado no fue sancionado entonces, pero Tuse tuvo que asimilar el peso de su decisión.
¿Cuál fue la primera sensación que le generó la intención de Castillo y su entorno para que ejecute “su voluntad” respecto a Colchado?
Lo primero que sentí fue frustración al comprobar que los sueños y las aspiraciones de crecimiento profesional de cada ser humano se diluyen con una facilidad inusitada frente a los excesos del abuso de poder de quienes tienen las armas legales para destruir los sistemas formales de las estructuras del Estado.
¿Sintió impotencia?
Se me vino, de inmediato, la imagen de Franz Kafka en La metamorfosis, quien había dicho algo muy cierto: Los dueños de los sistemas, te utilizan y si no eres consecuente a sus apetitos, simplemente te deshumanizan, te sacan de la caja, te convierten en un parasito, en un paria discriminado.
Con la finalidad de dar un escarmiento a toda aquella persona que pretenda actuar en su contra, Castillo decidió la muerte de su carrera profesional, pasándolo a la situación de retiro…
Castillo se sintió herido en su orgullo, ¿cree que eso lo lleva a actuar de esa manera?
Estaba obnubilado por el poder que tenía, sintió la incomodidad del policía que lo investigaba por presunta actividad criminal. Colchado había actuado en cumplimiento de una diligencia judicial en la residencia de Palacio de Gobierno y, con la finalidad de dar un escarmiento a toda aquella persona que pretenda actuar en su contra, Castillo decidió la muerte de su carrera profesional, pasándolo a la situación de retiro.
Es ahí que usted aparece en escena…
Para materializar su plan se había preocupado en ubicar a personajes incondicionales en toda la cadena de decisiones y, cuando se percataron de que habían, involuntariamente, obviado al director de investigaciones en la Inspectoría General PNP, creyeron que podrían incorporarme con mucha facilidad. Ni siquiera se preocuparon por saber que tengo por filosofía de vida “los principios primero”.
Es posible que en ese momento algunos lo hayan visto como aliado de Colchado.
No conozco personalmente a ese señor, hemos compartido la misma institución por ser ambos policías, pero nunca he hablado con él. Sin duda, el Coronel Colchado debe conocerme porque ha sido mi subordinado institucional, nunca hemos trabajado juntos; inclusive cuando lo estaba investigando, no tuve necesidad de conversar con él, por cuanto mi trabajo se limitaba, junto al equipo encargado de la investigación, a analizar documentariamente indicios o evidencias razonables que hagan presumir o no la existencia de infracciones disciplinarias.
Esta postura en este caso fue decisiva para su futuro en la Policía Nacional del Perú.
Antes de indicarte qué hicieron conmigo, permíteme decirte lo que pienso de la institución policial como estructura formal. Como sistema ha caído en la vorágine de la informalidad, del abuso de poder, de usar la costumbre como ley, es una institución que se gobierna bajo principios de dictadura, a tal punto que cada jefe que llega a comandar la institución, al estilo del Príncipe de Alejandría, y sin tener a Maquiavelo de asesor, impone sus gustos viscerales y los denomina “política de comando”, es así que si la política de comando se contradice con una ley, la política se impone.
Entiendo que esto es algo que se repite desde hace generaciones.
Es un procedimiento arrastrado por la costumbre, desde hace varias generaciones vienen discriminando a los generales en situación de retiro, quienes, por mandato judicial han sido repuestos al servicio activo, como fue mi caso. Para no contradecir la sentencia judicial, la institución los recibe, luego los discrimina, depositándolos en un cubículo de dos por dos metros cuadrados, llamado Comisión Consultiva, sin cargo, sin responsabilidades, donde viven las mayores vejaciones que un oficial de alta graduación puede recibir como castigo por haber osado regresar a la institución, desconociendo que lo único que hicieron estos señores ante un retiro ilegal y abusivo, por renovación de cuadros, fue acudir al poder judicial para recuperar su dignidad y el restablecimiento de sus derechos. Es cierto que a los generales que reingresan, los ubican en el puesto y la antigüedad que les corresponde, pero esa antigüedad les sirve únicamente para ceremonias, por lo demás, les niegan toda posibilidad de seguir compitiendo en la carrera profesional interna que, de pleno derecho, les corresponde.
¿Para usted existe justicia en el Perú?
No. Existe un establishment de abuso de poder, el que tiene la facultad de estar al frente de una organización hace lo que quiere y no lo que la ley le permite, por ese motivo la corrupción se ha institucionalizado en el Perú, a tal nivel que el pueblo ha llegado por impotencia a una resignación cuando dice “no importa que robe, con tal de que haga algo “.
Es necesario un cambio con una verdadera transparencia, tenemos que fortalecer la voluntad del pueblo para luchar por lo que es nuestro, la libertad no se resigna ni negocia.
¿Qué propone para cabiar esa realidad?
Creo que los peruanos de bien tenemos que poner coto a esto y enfrentar a este tipo de lacras que están afectando la institucionalidad, con lo cual no podemos crecer ni desarrollarnos como país. Es necesario un cambio con una verdadera transparencia, tenemos que fortalecer la voluntad del pueblo para luchar por lo que es nuestro, la libertad no se resigna ni negocia, la libertad y el bienestar general son derechos fundamentales inherentes a todos los seres humanos.
¿Considera que, al igual que en la PNP, existe un deterioro institucional generalizado en el país?
Las instituciones operadoras de la justicia en el país también se han visto infiltradas por la corrupción, vemos procesos con evidencia criminal que terminan absueltos, también juicios que se dilatan en el tiempo, aparentemente solo con la finalidad de mantener vigencia y en zozobra a las partes. Casos donde los involucrados han reconocido sus delitos y continúan en sus casas tranquilamente con un aparente arresto domiciliario y otros que gritan a los cuatro vientos ser inocentes están purgando condena anticipada en un mal utilizado procedimiento llamado “prisión preventiva”.
¿Por qué surge la necesidad de publicar este libro?
Para explicar a un país que mira con desazón cómo la institución policial no responde a las expectativas de seguridad ciudadana que se le solicita. Para llegar a la sensibilidad de las autoridades con facultades e instarlos a que intervengan de una vez por todas y hagan una verdadera reingeniería dentro de la institución y no permitir que sigan engañando a la sociedad, con aparentes cambios alegóricos que se hacen solo para distraer, cada vez que se pide repotenciar la policía. Para buscar el despertar en todos los policías en situación de actividad, a fin de que no permitan que se siga imponiendo la “política de comando”, cuando se sabe que esta es ilegal y acudan a los estamentos disciplinarios o de la justicia ordinaria, para hacer valer sus derechos. Para notificar a los operadores de justicia, en el sentido de que un proceso judicial no debe terminar en la mera sentencia, sino que deben preocuparse de su real ejecución y en el tiempo que corresponde, comprobar la efectiva restitución de todos los derechos lesionados, a fin de que no hagan sorna de dichas resoluciones y la justicia real se convierta en una justicia aparente. A la sociedad jurídica para que hagan un espíritu de cuerpo a fin de hacer realidad un “Derecho de Policía” y no permitir engañar, bajo esta denominación, con otras actividades poco sustantivas. La Policía Nacional está conformada por grandes hombres, con una vocación de servicio inquebrantable a tal punto que no escatiman en ofrendar sus vidas para defender a la sociedad en general, por tanto, la gestión estructural y funcional de la PNP debe ser coherente y, mediante una gestión humana y transparente, elevar el nivel de producción policial.
Tenemos que desarrollar un sentimiento cívico e involucrarnos con mayor responsabilidad para elegir a nuestros gobernantes, a fin de que no lleguen improvisados, sin ninguna capacidad profesional…
¿Podría decirse que el libro es una denuncia pública al sistema policial?
Es una denuncia abierta de cómo se administra y gestiona una institución pública como la Policía Nacional del Perú, pero cuidado, la policía no es un hecho aislado, el país ha caído en este nivel de arbitrariedades, veamos cómo cada día aparecen leyes que protegen a los delincuentes y dejan indefensa a la población, cómo se promueve el incremento del asistencialismo y se desalienta el empleo o crece el subempleo. Organismos constitucionales llamados a prevenir los actos de corrupción con diligencias ex ante, se limitan a dar memorias anuales de los montos de dinero perdidos en la corrupción, para incrementar el morbo o generar un masivo desaliento.
Hay una responsabilidad desde la ciudadanía también…
Tenemos que desarrollar un sentimiento cívico e involucrarnos con mayor responsabilidad para elegir a nuestros gobernantes, a fin de que no lleguen improvisados, sin ninguna capacidad profesional, sin valores, sin principios, quienes, al verse con poder y la posibilidad de disponer del presupuesto, sientan que lo pueden saquear de la manera más delincuencial posible.
Entiendo que, más allá de esa realidad que denuncia, existe un halo de esperanza desde su posición.
El libro tiene una connotación reflexiva, para entender que no todo en esta vida está perdido, que existen personas que se rigen por «los principios primero”, que tienen la trascendencia como forma de vida, variables indispensables para recuperar nuestra patria. Se necesita despertar los valores ciudadanos y que nos pongamos de pie para, juntos, recuperar nuestro Perú, para capitalizarlo adecuadamente.